Unidad de Búsqueda sigue en deuda con las víctimas del conflicto armado asentadas en Barranquilla y el Atlántico
- lawyersforeveryone
- 27 ago
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Actualizado: 29 ago
Han pasado ya 24 años desde que el conflicto armado tocó a la puerta de la familia Santana Páez y le arrebató violentamente a varios de sus integrantes.
La no entrega de resultados concretos por parte de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas sobre el paradero de sus seres queridos desaparecidos, se ha convertido en un factor revictimizante que golpea día a día la autoestima y la dignidad de esta familia.
El 17 de diciembre de 2001, Ludis Santana Páez y seis personas más -entre ellas, dos de sus hermanos- desaparecieron en la vía que conduce del corregimiento de Palmor (jurisdicción del municipio de Ciénaga, departamento del Magdalena) a Barranquilla, luego de que el vehículo en el que se desplazaban fuera interceptado por hombres armados a la altura del peaje de Tasajera, quienes se los llevaron con rumbo desconocido.
Desde ese momento, el dolor, la incertidumbre y la tristeza se apoderaron de sus familiares, quienes no han escatimado esfuerzos en su proceso de búsqueda ante las autoridades y la Unidad de Búsqueda -entidad que atiende este tipo de casos-. Sin embargo, a la fecha, ellos siguen sin obtener información real y respuestas concretas sobre el paradero real de sus seres queridos desaparecidos.
Ensañamiento de la violencia:
Ésta no ha sido la única tragedia que han tenido que afrontar los Santana Páez por causa del conflicto armado que azota a la región. La madre de Ludis, una mujer trabajadora que sacó adelante a sus siete hijos, enviudó en dos ocasiones, luego de que grupos armados al margen de la ley con presencia en la zona rural de Ciénaga, asesinaran sin mediar palabra a sus dos compañeros sentimentales.
Después de estos hechos violentos, esta familia tuvo que desplazarse forzosamente a mediados de los años 90 a Barranquilla al ser amenazada y despojada de sus tierras en el corregimiento de Palmor.
En la capital del Atlántico empezaron a construir un nuevo proyecto de vida hasta que el infortunio volvió a impactarlos por causa de la desaparición de Ludis y dos de sus hermanos en el año 2001.
Una búsqueda infructuosa:
Desde el momento de la desaparición forzada de Ludis Santana Páez y sus dos hermanos (Hernando Páez Paba y Wilmer Santana Páez), sus familiares iniciaron un largo y tortuoso periplo para averiguar por ellos y buscar ayuda sin éxito alguno.
En el año 2002, uno de los cuerpos de sus seres queridos apareció sin vida y en avanzado estado de descomposición en el río Magdalena, cerca de las instalaciones de Cementos del Caribe en Barranquilla; de los demás desaparecidos no se ha sabido más nada.
Ramiro Ochoa, un familiar de las víctimas, manifestó que desde que radicaron la solicitud de búsqueda en la sede de la Unidad de Búsqueda en Barranquilla, este proceso sigue en el limbo y más estancado que nunca. Según él, la entidad no ha entregado a la fecha ninguna información parcial o definitiva sobre el estado del caso.
El señor Ochoa reveló que a través de un reporte de la Fiscalía, se enteraron que dos de las víctimas habían sido torturadas y degolladas en una bodega de la Vía 40 de Barranquilla y luego arrojadas al río Magdalena.
Un exparamilitar conocido como alias ‘El Gordo’ declaró que los cuerpos fueron hallados en la bocatoma del acueducto del municipio de Mahates (departamento de Bolívar), pero estas informaciones nunca han sido tenidas en cuenta por la Unidad de Búsqueda para avanzar en la resolución del caso.
Proceso de búsqueda desalentador y en caída libre:
La percepción que tiene el Ramiro Ochoa sobre su caso es que el equipo de funcionarios de la Unidad de Búsqueda guarda silencio absoluto frente a esta investigación y otras más que involucran a otras familias de la región atendidas por esta oficina que buscan a sus seres queridos desaparecidos, porque sencillamente les quedó grande la misión encomendada.
Hoy más que nunca la labor desarrollada por esta entidad es objeto de cuestionamientos y reparos por parte de las familias buscadoras por la falta de resultados.
Desde febrero del año 2024, la médica de 66 años de edad, Alexandra Marthe Manjarrés, asumió como Coordinadora Regional de la entidad, sin embargo, el no reunir cualidades como: conocimiento del tema, experiencia gerencial, liderazgo y relacionamiento institucional, además de no tener la misma energía y lucidez de sus pares a nivel nacional, han jugado en su contra para poder liderar un reto de tal dimensión.
Y ni qué decir de los cuatro años más que le quedan por delante a esta funcionaria en el cargo directivo para que pueda lograr su pensión.
Según cifras publicadas por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en su página web, los dos Planes Regionales de Búsqueda (‘Atlántico-Río Magdalena’ y ‘Del Archipiélago’) ejecutados por la oficina de Barranquilla abarcan 3 departamentos (Atlántico, Magdalena y el Archipiélago de San Andrés), representados en 30 municipios. A la fecha el Universo de Personas Desaparecidas es de 1.377 personas.
Desde la creación de esta sede en el año 2018, los indicadores paupérrimos de su gestión son los siguientes:
• Cuerpos recuperados: 3
• Cuerpos entregados dignamente: 3
• Entregas dignas realizadas: 3
• Personas encontradas con vida: 3
Las anteriores cifras reflejan el pobre desempeño de la entidad en esta zona del país y que después de 7 años de funcionamiento, pareciera no encontrar el norte definitivo para despegar operacionalmente.
Mientras el letargo y la parsimonia siguen echando raíces en la sede de la Unidad de Búsqueda de Barranquilla, las más de 300 familias de las víctimas del conflicto armado que han presentado sus solicitudes en esta sede, claman justicia y esperan resultados concretos de la entidad, para poder conocer prontamente el paradero de sus seres queridos desaparecidos, darles un entierro digno y cerrar de una vez por todas con este amargo y triste episodio.
Cortesía Canal Tropical
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